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martes, 28 de octubre de 2014

Habla, te escucho

Yo, yo y yo, y luego yo también. Parece que ya no existen los diálogos y que en su lugar solo hay monólogos o exhibiciones. Cada vez nos regodeamos más en nosotros mismos y pocas veces pensamos en los demás. Qué hay del arte de escuchar, de la empatía. Dejar espacio al otro para que también hable, cuente sus experiencias, opine. Demostrarle que nos importa.

Ni siquiera en las redes sociales llegamos a ser realmente sociales. En la mayoría de los casos son un muestrario público de lo que hacemos o lo que pensamos, como este artículo. No entablamos conversaciones más allá de una escueta frase. Si lo hacemos, porque lo más común es poner un "Me gusta" o un "Favorito" o nada. No hay tiempo. Vivimos demasiado deprisa.

De hecho, en el paso a la vida real, las cifras aún son más sangrantes. De 300 amigos que puedes tener en el Facebook, es posible que estos se reduzcan a los dedos de una mano o peor, que no tengas ninguno.

Hay personas que se aprecian mutuamente y nunca se llaman para tomar un café. Tropiezan por casualidad en la calle y dejan en el aire la promesa de verse, pero ese encuentro nunca se produce. El móvil pesa mucho a la hora de llamar y nuestra rutina también.

"Me siento solo/a", llegué a oír, no solo una vez, sino varias. Una palabra terrible que me gustaría evitar y que suena aún peor en una ciudad llena de personas.

Sin embargo, todavía hay un pequeño porcentaje de gente que, sin conocerte mucho, se implica y te ayuda cuando tú menos lo esperabas. Aparecen por sorpresa porque suelen pasar desapercibidos, pero están en tu día a día. Personas que te saludan cuando llegas y preguntan "Qué tal estás" de una forma sincera, y a partir de ahí todo cambia.

Me llegaron a ofrecer su casa; me presentaron a sus amigos; me defendieron, sin yo saberlo; me acompañaron o simplemente se preocuparon por mí.

Gestos, detalles que en su momento fueron decisivos en mi vida.

Se puede hacer tanto con tan poco.

viernes, 10 de octubre de 2014

Lobios

Embalse de Lobios. LGP
Hace unos cuantos años estuve en el parque natural da Peneda-Gerês, en Portugal, haciendo frontera con Galicia, pero es tan vasto que no me dio tiempo a visitar el de o Xurés, situado al otro lado, en Ourense. Los dos comparten el título de Reserva da Biosfera.

Rutas en O Xurés. LGP
Hace tiempo que querían unificarlos institucionalmente con un acuerdo transfronterizo, lo que permitiría no duplicar información, por ejemplo, pero los folletos que existen no están pensados para eso. Portugal tiene los suyos y Galicia igual. Algo que genera muchas dificultades para el viajero, porque no existe un mapa general para saber cómo llegar al punto de inicio de una ruta.

Pese a las dificultades, recomiendo echarse a la aventura porque el sitio es precioso.

Nosotros, esta vez, para adentrarnos en o Xurés, optamos por una casa rural en Lobios, donde está el Centro de Interpretación de la Naturaleza. Allí nos recomendaron hacer la ruta circular del río Mao, de dificultad media, que va siguiendo el cauce y se cruza con numerosos molinos. Es un continuo sube y baja esquivando raíces o ramas y trepando a grandes piedras, pero con un bonito pasisaje.

Ruta del río Mao
A Escusalla. Foto de www.casadafeiravella.com
Como curiosidad, la ruta parte de la abandonada Casa de la Escusalla sobre la que existen varias leyendas, como la de la existencia de un fantasma de un fraile portugués. Sobre esta mansión, que fue visitada por el equipo de "Cuarto Milenio", no están claros sus orígenes. Podría ser un cenobio, una casa rectoral o una sede de la Santa Inquisición, según dicen los lugareños, que aseguran que en ella se han escuchado voces sin dueño y sonidos de animales.

Por la tarde decidimos visitar el singular pueblo de A Cela, cuyas casas están construidas aprovechando las grandes piedras de dos por dos que estaban en el terreno, en lo más alto del monte, dando lugar a construcciones tan extrañas como estas:

Al fondo, muro de una casa de A Cela. LGP

Parte trasera de una casa en A Cela. LGP
Al día siguiente, hicimos la ruta da Corga da Fecha, que parte del balneario de Lobios, de dificultad baja. Por cierto, justo al lado de este, hay una piscina gratuita de aguas termales que manan a 70º, muy recomendables. Más adelante, avanzando recto están los restos desenterrados de la mansión romana de Aquis Originis, de la que se puede ver un espacio termal con sistema de calefacción (los arcos naranjas), además de un comedor, un horno y varias estancias. Los restos que se encontraron en el yacimiento se pueden ver en el Museo Arqueológico de Ourense.

Aquis Originis. LGP


El resto del camino transcurre llano y en un momento se desvía a la izquierda para ver la preciosa cascada Corga da Fecha, de gran altura y caudal, que termina en una poza de aguas transparentes donde es difícil resistirse al baño.

Cascada Corga da Fecha. LGP
Después, regresamos para caminar a lo largo del hermoso valle del río Caldo, eligiendo el sendero de la derecha, hasta llegar a los miliarios de a Ponte Nova. Columnas cilíndricas que se ponían en las calzadas romanas para marcar una milla romana, 1.481 metros. A partir de ahí, podemos desviarnos a la izquierda para volver sobre lo que queda de calzada romana (Vía Nova) y que antiguamente unía Braga con Astorga.

Miliarios. ISP
Esa fue la última ruta. Aún nos quedaron sitios que visitar, pero un fin de semana no llega para todo. Aunque uno es mejor que nada.

¿Conoces a Baixa Limia? ¿Recomendarías alguna otra ruta?