Estábamos en una cafetería, yo con mi té verde y ella con un
cortado. Me decía que se sentía una cobarde por no saber sacar a su familia
adelante, que se avergonzaba de ella misma por esa tristeza que la invadía y la
consumía. “Soy sólo lamentos, nunca hago nada”, explicaba.
Había pedido ayuda, pero la persona a la que recurrió la
convenció aún más de que el problema era ella.
Yo le dije que no iba a consentir ni un minuto más que se
fustigara de aquella manera, que eso no era cierto y que ella lo sabía.
-
-Te conozco desde hace tiempo y no hay persona
más trabajadora que tú, me lo has demostrado miles de veces. Es normal que
estés triste porque la situación no está para echar cohetes. La tuya y la de un
montón de gente. ¿O es agradable estar tres años en el paro? Miras las ofertas
de empleo y no sabes si reír o llorar de la cantidad de cosas que piden. Ya no
sabes qué cursos hacer de tantos que tienes… Estás bloqueada y no ves más
posibilidades, pero siempre hay una salida.
Esto es como esos juegos de ingenio que
manejas con las manos. Les das vueltas y vueltas en busca de la solución y como
no la encuentras, te empiezas a poner nerviosa, te cabreas o te sientes una
inútil y abandonas. Pero otro día, más tranquila, vuelves a ver el juego sobre
tu mesa, sabes que se puede resolver, empiezas a analizarlo y pruebas cosas que
antes no habías hecho y voilá, de la forma más sencilla, lo desarmas.
Quizá esa pieza sean varias personas con
las que has dejado de hablar por estar triste, con las que puedas colaborar de
alguna manera o te puedan aportar información interesante para ti sobre tu
sector; puede que tengas cierta habilidad que no hayas explotado aún y que
puedas dirigir hacia un negocio o que puedas demostrar de forma pública para
que te contraten; alguna idea que no hayas considerado…
-
- Tienes razón, es que me siento una inútil.
-
- No lo eres, sólo tienes que darte utilidad, que
es algo diferente. Has estado parada mucho tiempo y el cerebro necesita aceite:
motivación. Es muy difícil, pero si dedicas un día a pensar en lo que podrías
hacer y lo escribes, como un mapa de posibles objetivos, quizá surjan cosas y
después te las puedes proponer como retos que hacer, poco a poco.
- - Tenía que aprender a manejar las redes sociales,
pero me cuesta mucho ponerme.
-
- Bueno, pues yo te puedo ayudar. Un día quedamos
y te oriento. A que eso te motiva más.
-
- No, pero yo no quería molestarte.
- - No es molestia, así repaso cosas yo también. Lo
que tienes que tener claro es que esta mala racha es temporal y de todo se sale.
De todo, aunque te parezca imposible.
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