Es un hecho. Estoy acatarrada. Con estos cambios de tiempo, no me extraña. Yo que cambié la ropa del armario llena de ilusión primaveral y hoy tengo que ponerme cuello vuelto. Bbbbb... Me pesan los ojillos.
¿Por qué estas cosas sólo pasan el domingo?
La mesa de mi escritorio vibra ligeramente con el viento y esta luz gris no me motiva nada. Si se pone a llover otra vez buscaré la bata.
Día de mantita y de sofá. Palomitas recién hechas y pelis antiguas. Tengo ganas de ver "My fair lady", una de esas romanticonadas musicales que hacen chiribitas en el corazón. Hoy estoy tiernecilla. Una presa fácil.
Quizá mañana busque como una loca todas las partes de "Arma letal", "El padrino", "Terminator" y tantas otras. Puede que alguien me cabree y salga Mr. Hyde, pero de momento no toca.
No señor, hoy me sumergiré tranquila en mi biblioteca particular y pasaré rápido las hojas para sentir el olor de los libros. Buscaré el nombre del viento con Kvothe y haré compañía a Pereira en Lisboa, mientras babeo de ganas por probar la edición especial de Alicia, de Alianza Editorial, con las ilustraciones de Jon Tenniel. Atchuuuuuu... ¿Dónde están los kleenex?
También habrá un hueco para la prensa. Eso después de comer, con el café humeante en la mano y la televisión apagada. Bendito silencio.
Aaa... aaa... chú, chú, CHÚ!! Siempre estornudo tres veces. Parezco un rap.
No sé si hoy llamará alguien. Puede que se desbaraten mis planes. Nada supera al sabor de un pastel por la tarde y las vicisitudes de mis amigas, aunque tenga que llevar mascarilla para evitarles el contagio.
O que aparezca Bieito, medio maltrecho, después de su sufrida regata en Ferrol, dadas las circunstancias y las crestas de las olas que veo desde aquí. Mi remero valiente. ¿Quién quiere soldaditos de plomo, si no saben a agua salada?
- Lauraaaaaa!! -gritan en casa.
- Voyyyyy!!!
Bueno, ya veremos cómo transcurre el día.
Cuando era pequeña, el mejor momento del día era aquel en el que me balanceaba en un columpio, levantaba la cabeza hacia el cielo y creía que podía volar. Ahora he crecido, ya no quepo en los columpios, pero desde esta esquina del mundo pretendo recrear esa sensación de libertad, donde cualquiera puede tocar el firmamento con la punta de los dedos.
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guapa! funcionó lo de la cucharadita de azúcar cada diez minutos. A eso de las diez de la noche mi estómago 'admitió' un poco de arroz blanquito y gachas de avena de esas que le daban a Oliver Twist en el orfanato (y hechas con agua... que con leche aún no me atrevía). Pos eso. Que funcionó. ¡Muchas gracias! Mi plan para hoy se parece mucho al tuyo pero cambiando a William Holden por Ralph Fiennes. Mmmm... Yo también soy presa fácil today...
ResponderEliminarClaro que funciona. Y si no, cómo hacían los niños cuando no tenían Cocacola. Pobre estómago el tuyo. Hoy deberías estar mejor.
ResponderEliminarY te doy la razón, Ralph Fiennes también es un buen plan, jejeje.