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domingo, 30 de mayo de 2010

De mal en peor

Hay veces que todo se tuerce y lo mejor es poner al mal tiempo buena cara.

Para curar el resfriado que tenía, no se me ocurrió otra cosa que ir a la farmacia a comprar un anticatarral. Yo siempre lo pido de la misma marca, porque me va bien, pero es que en ese momento no tenían y me ofrecieron otra en su lugar.
Maldita sea mi suerte.
El resfriado lo curé, tardó cinco días, pero al quinto se me manifestó una reacción alérgica por todo el cuerpo en forma de sarpullido.
Esto fue un viernes y el domingo ya podía ir a la feria de abril sin traje, los lunares los ponía yo, de color rojo. Afortunadamente, dentro de lo que cabe, no me llegó a la cara, pero sí a las orejas.
Y para los que no lo saben, estas cosas pican a Dios, así que me convertí en una especie de perro pulgoso, con ganas de rascarse y rechinando los dientes al no poder hacerlo.
Por si fuera poco, esto coincidió con la ola de calor que abarrotó las playas gallegas. Tooooda una semana a 30º y yo tapada completamente de pies a cabeza.
Pero volvamos al domingo crítico en el que fui tomate por un día y que me llevó a urgencias. Me dieron antihistamínicos y me dijeron que aguantara lo que fuera posible.
No te jode. Quisiera yo verlos a ellos, meditando a la sombra, en la posición de la flor de loto, con la sarna encima.
No, no fui capaz. Al menos, si no podía rascarme, tenía que moverme.
Mandé el ordenador a tomar vientos, así como cualquier actividad que requiriera concentración y me puse a subir y bajar calles en lo que duró el martirio, envidiando la cantidad de desnudos parciales que encontraba a mi paso.
El verano había llegado para todo el mundo menos para mí. Snif!
Menos mal que mi amiga Isa se apiadó y se vino a andar conmigo:

- ¿Probaste la Talquistina? Tiene calamina y eso te va a aliviar bastante. En Australia lo llevaban las cremas para las picaduras de los mosquitos. Funcionaba muy bien.

No tardé en surtirme de un bote. Siete euros el frasquito de 50 gramos y a mí me picaba todo el cuerpo. Pese a todo, decidí aguantar porque hablar con ella me distraía, pero mientras nos comíamos un pastel en la plaza de Vigo, ya no era capaz de soportarlo.

- Tía, tengo que ir al baño.
- ¿Qué pasa?
- Las orejas. Están que arden.
- Joer, pues... la talquistina es rosa -dijo sonriéndose- En fin, menos mal que llevas el pelo suelto.
- Me da igual, así parezca Dumbo. No puedo más.

Por suerte, hizo efecto. Allí estaba, delante del espejo, masajeándome las puntas de las orejas y resoplando de alivio. Menos mal que no entró nadie, no quiero ni saber lo que podrían llegar a pensar. A ver qué les contaba con mi cara de placer:

- No es que... Relaja, ¿sabe? Es una nueva técnica de yoga, ¿no la ha probado? Es que yo soy muy nerviosa y es muy efectiva...

En fin. Así pasó la semana. Envuelta en polvos de talco.

- Iso é por non facer deporte -me espeta el Bieito- Se comeras máis fruta, serías máis forte e non terías estes problemas.
- Perdona, pero te recuerdo que hace poco tuviste laringitis y hasta te dio fiebre. Remando y comiéndote kilos de naranjas. Y yo ya ni me acuerdo de la última vez que estuve enferma en cama. Así que será la resistencia vírica y no la muscular la que importa. ¡Y no estoy enferma, que es una alergia!
- Ayyyy, miña pobre. ¡É que o colles todo!
- ¡Son circunstancias!, pero no soy débil, ¿entiendes? ¡Soy muy fuerte! Y la adversidad hace que lo sea más. ¡Podía haberla palmado!, pero aquí estoy, ¿sabes?
- Si, como non verte, tan fermosa como un guiri quemado polo sol.
- ¡Idiota!

El sábado siguiente no logré resistirme y me fui de picnic con mis padres a Sada. Hacía tanto calor que ni debajo de un árbol estaba a gusto. Me había puesto un vestido hippy que me llegaba hasta los tobillos, rollo Jesucristo Superstar, y mi tía Carmucha, que se vino más tarde, no paraba de decir que parecía una enferma, tan blanca y tan delgada.
Lo repetía a cada hora, como los relojes de cuco, y cada vez me sentía peor.
Para colmo de males, mi madre se empeñó en hacerme una trenza, pero en realidad sólo consiguió envejecerme hasta la época de la posguerra. Si fuera de negro, sería una abuela en toda regla.
La culpa es mía, por dejar que jueguen conmigo. Soy como un monito de feria.


Después vino mi tío Paco paseando y la remató:

- ¡Pero nena, tes que estar ao sol que estás moi branca!

Y yo explicando:

- Si es que no puedo, que tengo un sarpullido y me pongo peor...
- Déjala, Paco, ¿no ves que está enferma? -aclaró Carmucha mejorando mi estado de ánimo.
- ¡Ah! ¿Y luego que te pasó?
- Pues que tengo granitos y...
- ¡Pues te es mejor el sol, para que sequen!
- ¡Que no puede, Paco, que es alérgico! -volvió a insistir Carmucha.
- Ay, qué coño. ¡Siempre me estás contradiciendo! ¡Pero déjame acabar que estou a falar coa nena! Entonces, si te pones al sol, te va a sentar bien porque...

Quién me mandaría a mí salir de casa...

A la semana siguiente, cuando el "sarampión" parecía que remitía, cayó una tormenta del quince. Y de repente, sin comerlo ni beberlo, empecé a moquear y a toser.
Ni salud, ni playa, ni hostias.

- Esto no es posible -pensé en voz alta.
- Pues ahora que lo dices -intervino mi hermano-, puede ser, porque los antihistamínicos hacen un efecto rebote y ahora vas a tener que vaciar la nariz que ha estado bloqueada durante todo este tiempo, del catarro anterior.
- ¡Pero qué pasa! ¡¿Aquí todo el mundo es médico menos yo?!
- Sí, sí. Ya verás, otra semana así descargando.

¡Pues tenía razón! Aún todavía estoy con los clínex, pero juré que a mí ya no me tumbaba nadie. Iba a seguir haciendo mi vida aunque tuviera que ir arrastras. Así que quedé con los de la Escuela de Idiomas, me fui al teatro, estuve con Carapuchiña para que me contara su viaje a Holanda, ayude a Bieito y a Josemaría a preparar un discurso, fui andando a ver a Isa a la Torre y visité a mi amiga Geli.
Y que nadie me diga que parezco enferma porque le reviento un ojo.

1 comentario:

  1. Neni, pero además de la talquistina... ¡el pepito de chocolate y el enorme trozo de larpeira algo aliviarían!
    Ay, que me olvido de que aquí se llaman Xuxos... Bueno, a ver si esta semana vuelve el soleil, ¡que ya no va a haber granitos que nos frenen!
    Un besoooo

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