No, no estoy loca. Todavía no encuentro ninguna satisfacción en saber qué tipos de andamios hay, cómo debe ser el arnés para hacer trabajos en las alturas o conocer los efectos de una lista interminable de sustancias químicas, entre otras muchas maravillas. Sobre todo, cuando el curso que hago es de diseño gráfico.
Aunque bueno, quién sabe, tal y como están las exigencias en Infojobs...
- Así que Laura -comentaría el entrevistador- Licenciada, con máster, idiomas, cursos de informática... Conocimientos de diseño web, diseño gráfico, redes sociales, blogs... Mmmm... Todo esto está muy bien, pero... ¿sabe hacer el pino puente?
- ¿Cómo? -diría desconcertada.
- Sí, el pino puente. Verá, es que... No se lo tome a mal, pero son muchos candidatos y muy buenos, así que pensamos quedarnos con aquel que sea capaz de hacerlo. Es... simplemente una forma de descartar.
Foto de Selena, publicada en http://esp.funiacs.com/fotos-comicas/18844/Gatita+gimnasta
- Ah, pues... no, no sé hacerlo.
- ¡Oh, cuánto lo siento...!
- Pero sé qué tipo de arnés se necesita para pintar una fachada.
- ¿En serio? ¡No me diga!
- Sí, y también sé cómo prevenir incendios.
- ¡Vaya! ¡Estoy impresionado!
- ¿Síii?, ¿me contrata?
- Bueno, pues... dadas las circunstancias, tendré que decirle que... no, no es lo que buscábamos, pero puedo asegurarle que la tendremos muy en cuenta. Es más, casi podría garantizar que la pondremos de finalista. Qué me dice.
- ¿De verdad? ¿De finalista? ¡Qué honor! Es lo máximo a lo que he aspirado hasta ahora.
En fin, esperemos que este diálogo nunca se produzca, por el bien de la humanidad, pero los riesgos laborales tengo que estudiarlos igual, quiera o no.
Es una iniciativa de la Xunta. Como desempleado puedes hacer cursos de formación gratuitos, pero también estás obligado a hacer un módulo de Igualdad, Medio Ambiente o éste de Prevención. Si no, no te dan el título.
Los dos primeros días fueron insufribles, para mí y para toda la clase, porque, aunque el aula tiene ordenadores, se colgó el acceso a Internet (#&%$=# compañías telefónicas), así que nadie sabía qué hacer para sobrellevar aquel soberano aburrimiento de cinco horas de leyes, normativa, etc.
Hoy, afortunadamente, los informáticos lo arreglaron y fue como un regalo caído del cielo. Hice tantas y tantas gestiones online que tenía pendientes, que hasta llegó un punto en que las tuve que inventar. Cualquier cosa por estar ocupada.
No es que no hiciera caso a la profesora, intervenía de vez en cuando, pero con un tema tan apasionante el cerebro parece expandirse y te pide más y más información paralela. Vamos, que puedo hacer varias cosas a la vez. Sin problema.
Pero, a lo que iba, que acabé tan saturada, que hoy me fui a pasear. Ahí se quedó el ordenador en casa, el cuadro al que ayer dediqué cuatro horas y el bloc de notas también, esta vez, con la enciclopedia encima.
- Me voy de tiendas -me dije.
Y fui a comprar tinta para la impresora.
Cobro el paro, tengo que evaluar mis necesidades y decidir qué es lo primordial, aunque -no voy a mentir- me guste la ropa.
Abrir el armario y decidir qué me voy a poner es un placer, como jugar a las mariquitas (muñecas recortables).
Los colores me motivan mucho. No me siento igual el día que me visto de amarillo, que el que llevo rosa. Pero hay que comprar "con xeito", es decir, con cabeza. Si no se puede, no se puede.
Pese a todo, una es coqueta y desfila por las tiendas capturando ideas. De momento, por mirar no cobran y la imaginación también viste.
Así que echando un ojo, aprendí cómo se pueden hacer flores con cremalleras, diademas con plumas, customizar una camiseta vieja con botones, aprovechar un coletero para decorar una chaqueta Y, reciclar temporadas pasadas y colarlas como -parafraseando a la Vogue- prendas IN.
Mariquita recortable. Imagen publicada en: http://agrifonte.com/reinodelguisante/wp-content/guisantes/2008/02/mariquita.jpeg
Sin embargo, estoy en contra de la catalogación social que supone "disfrazarse" de una manera o de otra.
Lo digo por la cantidad de gente que no es valorada o aceptada por su forma de vestir.
Hoy me crucé con una señora bajita y gruesa, con jersey a rayas violetas y verdes y una falda de tubo que le subía hasta el pecho, intentando que fuese atendida en unos grandes almacenes.
Después de pasar de ella varias veces, le contestaron de forma seca y rotunda y ni siquiera la miraron a la cara cuando le estaban cobrando.
Es una persona, aparte de su cliente, por las dos cosas se merece un respeto. ¿Qué memeces son ésas?
Pero así es, la imagen lo es todo, porque nos hemos vuelto idiotas.
Además, me preocupa sinceramente la mecanicidad de aquellos que entran en un centro comercial.
Hay padres que se olvidan de sus hijos. Me los he encontrado solos, a varios metros de ellos, mientras sus progenitores escarbaban en las gangas. Me gusta guiñarles el ojo y sonreírles, cómplice de su hastío. Cualquier día me los llevo, como el flautista de Hamelin. Después los devolvería, pero por lo menos que los padres supieran lo que es un susto, a ver si se daban cuenta de que un niño es una responsabilidad.
También vi a un chico en silla de ruedas, esperando solo frente a los probadores de mujer, cargado de ropa femenina, como si fuese un perchero.
Intentó moverse en el reducido pasillo para dejarme pasar.
- Perdona -me dijo.
- Tranquilo, voy por allí -contesté señalando otra parte.
Otras chicas no tuvieron esa consideración y pasaron delante de él, esquivándolo con dificultad y casi dándole con el bolso, porque allí había unas chaquetas "chulísimas".
Juro que ni le veían.
Y por último está toda esa tontería de tirar lo que ya no se lleva. Hay personas que vacían cada temporada el armario de ropa que está casi sin usar, porque ahora hay que ponerse pantalones pitillo, pirata, leggins o la funda de la plancha. ¡Pues yo los tengo normales, de tiro flojo y cintura alta! Son de los años noventa, muchísimo más cómodos ¡¡¡Y NO SE ME VE LA RAJA DEL CULO!!!
Si es que hay cosas incongruentes, por Dios, apliquemos la lógica.
Pero ante todo y en estos casos, como me contaron una vez mis padres, tengamos siempre presente que: "El hombre más feliz del mundo no tenía camisa".
No hay comentarios:
Publicar un comentario