Mi hermano es barítono. Llegó al mundo de la ópera sin proponérselo. Tenía unos dieciséis años cuando se le ocurrió entrar en un coro, ante una propuesta de unos amigos. Siempre tuvo buen oído y aunque nunca lo había escuchado cantar por la casa adelante, cuando hacíamos largos trayectos en coche con la radio puesta, podía apreciar que seguía muy bien el ritmo y, si yo me desgañitaba poseída por un estribillo -no tengo vergüenza ninguna-, él por detrás me hacía el acompañamiento con tonos bajos, pero casi sin que se apreciara. Mi hermano siempre ha sido muy tímido.
Sin embargo, un día, tras la actuación del coro en el que participaba, nos quedamos sorprendidos cuando lo vimos salir para cantar un solo, y no con una voz cualquiera. Cuando la sala se quedó en silencio, de entre las sombras de su alargada figura, brotó un torrente profundo y varonil, pero desbordante de sensibilidad, que se apoderó de todo.
Me quedé impresionada y me sentí terriblemente orgullosa, no sólo de que hubiese encontrado su pasión, sino de que además pudiera darle vida con tanta belleza, sin dejar sus estudios de lado y compaginándolos con clases en el conservatorio. Desde aquel momento, aprendí con él a amar la ópera, como el único arte que puede hacer temblar al mundo.
Mi madre no daba crédito y recordó cuando mi hermano, con doce años, le dijo que quería estudiar piano. Ella siempre consideró que su interés por la música sería pasajero, como el capricho esporádico de cualquier niño. Un año, hockey; otro año, baloncesto; al siguiente, judo... No se lo permitió, para que se concentrara en estudiar, porque era muy inquieto y necesitaba el tiempo.
Sin embargo, aquella explosión de talento, oculto durante años, la dejó atónita y se le cayeron las lágrimas.
Ayer, mi hermano cantó varias piezas en la semana musical del conservatorio, una de ellas fue "Amore e morte", de Donizetti. No tengo la grabación de ese momento, porque odia que llevemos la cámara, pero encontré un vídeo en Youtube que se parece mucho a su actuación. Cuenta la historia de un hombre que, cuando está a punto de morir, le confiesa a la mujer que durante años le despreció, lo mucho que la amó sin que ella lo advirtiese y le reprocha que ahora ya no hay vuelta atrás.
Vaya! asi que tu hermano se ha hecho barítono??! madre mía. Tengo un recuerdo de él cuando era muy pero que muy pequeño todavía con la voz aflautada y aguda.
ResponderEliminarUn beso
Cuando estaba en la EOI, me acuerdo que me comentaras que a tu hermano le gustaba cantar, me alegro que se decidiese a ir al conservatorio. La música es un mundo muy apasionante. Si le gusta que no lo deje, es una carrera dura, pero muy gratificante, vale la pena el esfuerzo.
ResponderEliminarPor cierto, me encanta tu blog, escribes muy bien.
Biquiños